Problemática





Al revisar el proceso de cómo el niño incursiona en el mundo del lenguaje, se observa como en el seno de su hogar hace inicio a sus primeras interacciones que están alimentadas y estimuladas desde la afectividad, la gestualidad, el lenguaje no verbal, lo sonoro, todo un lenguaje elaborado y reglamentado desde las interacciones sociales. es aquí donde aprende que su voz tiene un lugar y una incidencia al interior de este grupo. En estos ambientes el niño es quien pregunta, descubre, percibe, aprende, observa, vuelve y pregunta y siempre tiene todo un campo de conocimientos por aprender, todos los objetos y eventos que encuentra en este contexto son motivo de descubrimientos.
Ahora bien, al ingresar al contexto escolar donde, si bien la misión de este ente es orientar y estimular el proceso de construcción de la voz de los niños a partir de enriquecidas situaciones de uso de la lengua oral, fortalecer las interacciones y vínculos sociales en pro del fortalecimiento de la identidad del niño, también es cierto, que el niño se encuentra en una situación contraria a la de su hogar. Viene de un lugar que es “suyo” en aprendizajes y pasa ahora a un lugar donde todo se rige por normas que hasta ahora va a conocer, donde se administran los espacios permitidos para hablar, preguntar, escribir, leer, participar, etc. Se administran sus aprendizajes y comportamientos.
Es por esta razón que tenemos grupos en ciclo 1, a cuyos niños se les dificulta seguir instrucciones, controlar sus voces, sus cuerpos, su deseo de jugar constantemente. Son niños que presentan dificultades en sus interacciones porque aún se están desprendiendo del ámbito familiar y de hogar donde cada uno de ellos en el centro de atención. En la escuela deben aprender a ser parte de un grupo.
Además de este grupo de niños que han tenido una estimulación adecuada desde sus hogares y familias, también se encuentran los niños que en los contextos iniciales no alcanzaron logros significativos al respecto pues sus familias no fueron un modelo motivante para el fortalecimiento de la oralidad en los niños y por lo general son los mismos niños que presentan dificultades tanto convivenciales, como académicas.En consecuencia, se tienen tres grupos, un primero y dos segundos, con aprendizajes, procesos, ritmos y estilos de aprendizajes diferentes, unos van a la par con los contenidos planteados para el grado y un 30% de ellos aún presentan procesos que faltan por fortalecer y estimular.